El aventurero que voló a Mendoza a rescatar a su amigo.
¿Sabías que el autor de “El Principito” estuvo en Mendoza? Antoine de Saint Exupèry además de escritor fue piloto y aventurero. Vino a rescatar a su amigo aviador, Henri Guillaumet, que estuvo perdido en la Cordillera de Los Andes en 1930. El autor francés de uno de los tres libros más leídos de todo el mundo trabajaba en la Aeropostale, una línea de correo aéreo que trasladaba correspondencia entre Europa y América del Sur. Cuando se enteró del accidente de su amigo viajó de Río Gallegos hasta Mendoza.
“Estamos en invierno. Aunque su compañero haya logrado salir ileso de la caída, no habrá sobrevivido a la noche. Allá arriba, cuando la noche pasa sobre el hombre, lo convierte en hielo”, fue lo primero que dijeron los suboficiales chilenos al escritor cuando acudió al rescate. Guillaumet había despegado el viernes 13 de junio desde el aeropuerto de Santiago de Chile para dirigirse hasta la base aérea Los Tamarindos en las Heras. Tripulaba un avión biplano Potez 25, matrícula F- AJDZ.
La ruta aérea trasandina que unía en esa época a Santiago con Mendoza era una de las más peligrosas de abordar. Ese sector además de tratarse de uno de los puntos más altos de la cordillera, recibía frentes de mal tiempo del Pacífico y era castigado con vientos del sudeste. La desaparición de Henri causó en Antoine una gran tristeza y desesperación. Había conocido al francés muchos años antes, en 1926, transportando correo entre Toulouse, Barcelona, Málaga, Tetuán y el Sahara hasta las colonias francesas de África.
Desde Mendoza, Antoine sobrevoló la cordillera junto a Pierre Deley, otro piloto de Aeropostale. El primer día estuvieron horas tratando de hallar alguna mínima señal de vida. Pero el resultado fue negativo. Realizaron la misma operación al día siguiente. Estaban convencidos de que lograrían observar desde lo alto algún montículo, un garabato que sobresaliera entre el amontonamiento de montañas y el tupido blanco. Volaron una y otra vez por la ruta, bordearon los márgenes y por cinco días no bajaron la guardia.
“Nuestros dos aparatos no bastaban. Nos parecía que ni cien escuadrillas volando cien años acabarían de explorar aquel enorme macizo. Habíamos perdido toda esperanza. Y cuando, me deslizaba entre las murallas y los gigantescos pilares de los Andes, me parecía que ya no estaba buscándolo, sino velando en silencio su cuerpo en el interior de una catedral de nieve”, recuerda Antoine en su libro “Tierra de hombres” en el que reúne esta experiencia entre otras dificultades que atravesó como aviador.
Guillaumet había realizado un aterrizaje de emergencia en la zona de la Laguna del Diamante. Desde ahí emprendió una travesía descomunal luchando por vivir en medio de un temporal de nieve. Tras caminar durante días decenas de kilómetros, fue hallado por Juan Gualberto García, un puestero de 14 años que le salvó la vida. Lo llevó hasta el rancho en que vivía junto a su madre Manuela Romero, que le sirvió una copa de caña y dos tazones de leche de cabra. Lo abrigaron y aguardaron a su lado cuidándolo toda la noche.
“Al séptimo día, mientras almorzaba entre dos travesías, en un restaurante de Mendoza, un hombre empujó la puerta y gritó: ¡Guillaumet está vivo! Y todos los desconocidos de ahí se abrazaron”, recuerda Saint Exupéry. A los pocos minutos, invadido de alegría, despegó para reencontrarse con su amigo francés. Aterrizó en San Rafael tras reconocer desde el aire al vehículo que lo transportaba. “Fue un hermoso encuentro. Todos llorábamos y te estrujábamos”, escribió Antoine años.
“Lo que yo he hecho, ninguna bestia habría sido capaz de hacerlo”, dijo Guillaumet en cuanto vio a su amigo, para resumir su inmensa hazaña. Esa misma noche Antoine lo subió a su avión y lo llevó hasta la ciudad de Mendoza para que lo atendieran con todos los cuidados. Y Guillaumet le contó en el Plaza Hotel sobre sus dolores y sus males. Estaba en compañía de su camarada, de su amigo. Estaba junto al escritor que luego plasmaría partes de esta experiencia en: “Vuelo nocturno” (1930) y “Tierra de Hombres” (1939).
Biografía
Antoine de Saint Exupéry (Francia 1900-Mar Mediterráneo 1944) fue un escritor, ilustrador y piloto francés, es el autor de un clásico de la literatura «El Principito», escrito en 1943. Entre sus varias frases famosas se encuentran: «Sólo se puede ver bien con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos» y «Te vuelves eternamente responsable de lo que cautivas». Sus textos han recorrido el mundo entero y generado influencia hasta la actualidad.
Recomendaciones
Si te interesa este tema, te recomendamos leer “Tierra de hombres” escrito por Antoine de Saint Exupéry en 1939. Pedilo en la biblioteca de tu departamento. También podés ver la película “Las alas del coraje” dirigida por Jean-Jacques Annaud y disponible en Youtube.